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MOVIENDO TAPETES 2013

DE REFLEXION SOBRE ALGUNOS FUNCIONARIOS DEL GOBIERNO ORTISISTA

DE REFLEXION SOBRE ALGUNOS FUNCIONARIOS DEL GOBIERNO ORTISISTA
DE AQUELLAS COSAS POR LAS CUALES LOS HOMBRES, Y ESPECIALMENTE LOS PRINCIPES, SON ALABADOS O CENSURADOS

Queda ahora por analizar como debe comportarse un príncipe en el trato con súbditos y amigos. Y porque sé que muchos han escrito sobre el tema, me pregunto, al escribir ahora yo, si no seré tachado de presuntuoso, sobre todo al comprobar que en esta materia me aparto de sus opiniones, Pero siendo mi propósito escribir cosa útil para quien la entiende, he ha parecido mas conveniente ir tras la verdad efectiva de la cosa que tras su apariencia. Porque muchos se han imaginado como existentes de veras a repúblicas y principados que nunca han sido vistos ni conocidos; porque hay tanta diferencia entre como se vive y como se debería vivir que aquel deja lo que hace por lo que debería hacerse marcha a su ruina en vez de beneficiarse; pues un hombre que en todas partes quiera hacer profesión de bueno es inevitable que se pierda entre tantos que no lo son. Por lo cuales necesario que todo príncipe que quiere mantenerse aprenda a no ser bueno, y a practicarlo o no de acuerdo con la necesidad. Dejando a un lado las fantasías y preocupándonos solo de las cosas reales, digo que todos los hombres, cuando se habla de ellos y en particular de los príncipes, por ocupar posiciones mas elevadas, son juzgados por algunas de estas cualidades que les valen o censura o elogio. Uno es llamado prodigo, otro tacaño ( y empleo un termino toscano, porque”avaro”, en nuestra lengua, es también el que tiende a enriquecerse por medio de la rapiña, mientras que llamamos “ tacaño” al que se abstiene demasiado de gastar lo suyo); uno es considerado dadivoso, otro rapaz; uno cruel, otro clemente, uno traidor, otro leal; uno afeminado y pusilánime, otro decidido y animoso; uno humano, otro soberbio; uno lascivo, otro casto; uno sincero, otro astuto; uno duro, otro débil; uno grave, otro frívolo ; uno religioso, otro incrédulo, y así sucesivamente. Sé que no habría nadie que no opinase que seria una cosa muy loable que, de entre todas la cualidades nombradas, un príncipe poseyese las que son consideradas buena; pero como no es posible poseerlas todas, ni observarlas siempre, porque la naturaleza humana no lo consiente, le es preciso ser tan cuerdo que sepa evitar la vergüenza de aquellas que le significarían la perdida del Estado, y ,si puede, aun de las que no se lo harían perder; pero, si no puede, o no debe preocuparse gran cosa, y mucho menos de incurrir en la infamia de vicios sin los cuales difícilmente podría salvar el Estado; porque, si consideramos estos con frialdad, hallaremos que a veces, lo que parece virtud es causa de ruina, y lo que parece vicio solo acaba por traer el bienestar y la seguridad. Eloina Sánchez Pérez Elo_San@hotmail.com
 
 

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