Hace semanas se encendieron los focos rojos en el PRI-gobierno de Tlaxcala, luego de las barbaridades dichas y logradas por una política de yerro tras yerro en quien difícilmente podrá reponer el tiempo tirado a la basura.

Para el gobernador de Tlaxcala, son señales de un complejo futuro mediato e inmediato; una real demanda de sensibilidad para mantenerse en alerta permanente y, reaccionar con un vigor en automático.

Primero, la tremenda tromba del domingo.

Nadie imaginaba semejante cantidad de granizo en un tiempo tan corto. Hace días habíamos tenido un adelanto que afectó al centro comercial en Apetatitlán, pero no comparable con el abatimiento de tremendos trozos de hielo que lastimaron a varias personas y afectaron más de novecientas casas en nueve municipios, comenzando por la capital.

Este evento de furia natural nos agarró con los dedos entre la puerta. Mariano, andaba todavía en Aguascalientes, celebrando el éxito de su corrida de toros, donde media docena de matadores (César Delgadillo, Víctor Mora, José Manuel Montes, Roberto Galán, Antonio Romero y Gerardo Adame) disputó la Oreja de Oro.

¡Váyase pa’su tierra, que está cayendo tal clase de granizada…!

Esa frase movería al amo ganadero a dejar el divertimento en la mismísima Feria de San Marcos, la mejor de México, para venir a encontrarse con un triste panorama, donde los daños ocasionados por el hielo, nos muestran pequeños, insignificantes ante un desastre natural que debería obligarnos a reubicar asentamientos en zonas de riesgo (barrancas, márgenes de ríos, cerros húmedos) que en cualquier momento ceden.

Al interior del gabinete, unos chocaban con otros. Carecían de experiencia en temas de emergencia como el ocurrido. Era tanta la adrenalina que al mismísimo secretario de la Función Pública (el célebre xoloscuintle) resultó con cabello, ¿Cómo la ve?… unos lo atribuyen a un milagro, por la bajada de la Virgen. Otros, a la desesperación porque ante la eventualidad, nomás no le hallaban…

Antes, retumbaron los tambores orticistas de guerra

Con la designación de José Guadalupe García, como coordinador de las campañas panistas a la elección federal de 2012, el team encabezado por el ex gobernador Héctor Ortiz Ortiz, se reunió en su bunker de Ixtulco de la calle Reforma a partir de las nueve quince de la mañana.

El aquelarre fue a puerta cerrada pero, afuera, bien que se oían los berridos de Domingo Fernández, anunciando, “la compra de más medios de comunicación y el surgimiento de más movimientos sociales”, como mensajes de hostilidad a la administración encabezada por Mariano González Zarur.

Y tan fue a puerta cerrada que, afuerita hubo personal presuntamente armado para impedir el acceso a cualquier desconocido, con más razón si se trataba de algún simpatizante de el señor Manchis.

En una de las mesas principales se podía ver a José de la Luz, presumiendo el miedo –según él- que sintió el gobierno del amo, cuando lo amagó con tomar las bodegas de fertilizante.

Reluciente y fiel a su estilo, Luz Ribera, llenó de luz (ajá) el acontecimiento. Y también lo hicieron un tal Lincoln, un tal Duncan Macormich (alias la mayonesa), otro tal Bernardino Palacios y otra tal Mildred, sin faltar la divina sonrisa del super agente 86, o sea Sergio González Hernández, brillante líder estatal del PAN.

Ya sabe usted, el tema fue reforzar la propuesta panista: Adriana Dávila-Héctor Ortiz, como mancuerna para el Senado… ya vendrán las otras candidaturas, a las diputaciones federales.

El caso es que ciertos elementos se sobreactuaron (creo que en lenguaje grillo se dice, mingieron fuera del bacín), como el cada vez más pequeño Domingo Fernández, quien se aventó la puntada de declarar la guerra al gobierno en funciones.

Dicen que su jefe Ortiz, movía la cabeza y silbaba, así de forma nerviosa, cuando el ex vocero se transformó en una especie de jilguero corrientito,(¿se transformó?).

Lo que no entiendo es el doble juego de la diputada Mildred, quien se muestra receptiva con el amo y hace lo mismo con el pasado… esas son las cosas que a estas alturas complican la situación.

Luego, el coco wash de Moreira

De los detalles ordenados por la tripleta Moreira-Gamboa-Manrio (Mogama) al lépero muchacho (¿qué?) gobernador de Tlaxcala, queda claro lo siguiente:

1.- Si Mariano no se coloca las pilas, sus archi enemigos panistas (nomás vela rabia de Dominguito) harán hasta lo imposible porque la elección federal de 2012, sea el fracaso más estrepitoso para el PRI, operando derrota electoral para la elección de Presidente, y sobre todo, para ganar todos los espacios que puedan en el Congreso de la Unión.

2.- El extravío de brújula marianista fue solucionado hábilmente por el líder nacional de su partido, quien amablemente le recordó que si tiene padre político, que sí pertenece a un grupo político y que no puede andarse peleando por ahí como un fajador de barrio sin rumbo.

3.- Al panorama gélido, causante la tarde del domingo 15 de mayo, de daños a casi mil casas en nueve municipios, el amo lo puede visualizar como el día después de la elección federal, cuando nuevos y viejos enemigos suyos, cobren las ofensas inferidas con saña.

Hasta hoy, el diagnóstico electoral alcanzado por el señor Manchis es francamente negativo con tantos frentes abiertos.

Tiene que abrir los ojos.

Dudo que pueda haber más advertencias, tan claras como los varios avisos, de la naturaleza (la tromba), de la dirigencia de su partido (la lavada de cerebro) y de sus enemigos (la declaratoria orticista de guerra ).

Y por cierto, que quemada le puso Mariano al alcalde de Tlaxcala Pedro Pérez Lira, quien para recorrer las zonas afectadas por el granizo llegó con gabardina y botas, es decir, muy elegante.

Perdonen a este muchacho, dijo el amo manchis, es que este joven no sabe lo que es andar entre lodo, situación que motivó que las personas empezaran a quejarse de la administración de Pedro Pérez.