Las paradojas del sector salud
Muy interesante, demasiado diría la Encuesta Nacional de Alimentación y Nutrición en el medio rural realizada en el 2005 y en donde tiene una relevante participación para el caso Tlaxcala, el Sistema Estatal para el Desarrollo Integral de la familia, que preside Guadalupe Lozano Tovar.
En esa encuesta participa la Secretaria de Salud presidida por Julián Velasquez Llorente y como organización primordial en la investigación, el Instituto Nacional de Ciencias Médicas y Nutrición Salvador Zubirán.
Por otra Parte, el 21 de Enero de 2007, el IMSS refería que Tlaxcala ocupaba para esa fecha, el primer lugar nacional en problemas de obesidad. (EL SOL DE TLAXCALA).
Como puede apreciarse, por un lado las Instituciones del Sector Salud muestran una gran preocupación por la situación nutricional de los habitantes y gastan enormes recursos para elaborar diagnósticos y tratar enfermedades; recientemente el Gobernador han inaugurado clinicas y hospitales en diversas partes de nuestro Estado y los costos de esa infraestructura es altísima.
Pero, paradojicamente, en los edificios gubernamentales, incluyendo hospitales, clínicas y oficinas administrativas se promueven hábitos alimenticios nocivos para la salud humana.
El Hospital del ISSSTE, la propia Delegación que esta bajo la responsabilidad de Aurora Aguilar Rodriguez, son lugares donde existen máquinas tragamonedas y en donde los empleados, los familiares de enfermos y los propios enfermos tienen a su alcance una gran cantidad de pastelillos y bebidas refrescantes, pero con un alto contenido de harinas procesadas, azucares y lípidos dañinos para la salud.
Precisamente en la Clínica 8, del IMSS, donde consulta el médico familiar, Francisco Hernández Minor, quien recomienda una alimentación sana y nutritiva, existen máquinas que contienen pastelillos, galletas, refrescos, botanas, productos perjudiciales que propician diabetes, hipertensión, y otras enfermedades agudas y crónico-degenerativas.
Y en las oficinas del DIF, en Palacio de Gobierno y en cualquier dependencia, diversas marcas de comida chatarra abotagan los estómagos de los trabajadores y servidores públicos.
Ya no mencionemos a las instituciones y muchas actividades gubernamentales que van de la mano con la promoción de comida chatarra y peor, aún bebidas embriagantes. Paradójico resulta el trabajo gubernamental, que finalmnte se pliega a los designios económicos de los grandes corporativos que fomentan la contracultura alimentaria y todavía manipulan información haciendonos creer que el consumo de maíz produce obesidad.
Mucho harían los Sistemas Estatal y Municipales del DIF, en promover realmente una cultura alimentaria que no se subordine a los designios del mercado, sobre todo a las grandes trasnacionales del "hambre"; aunque es dificil en estos tiempos de neoliberalismo radical donde lo único que se precia es la ganancia, la competitividad, y la especulación.
Mucho harían Julián Velasquez, Aurora Aguilar, Juan Carlos Espina Von Koehrich y Guadalupe Lozano Tovar si implementan algunas otras alternativas para que por lo menos en sus espacios no se continue promoviendo el consumo de alimentos que propician el deterioro de la salud. Y tendría que entrarle Miguel Angel islas Chio, Secretario de Educación Pública. Recuerden, que en el estómago se fragua la salud y la vida, como lo expresó el Quijote de la Mancha.
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